Un hombre sueña con 26 perros que lo persiguen, es un sueño/pesadilla recurrente, lo relaciona con su estancia en el ejército israelí, durante la guerra con el Líbano,[spoiler] en donde se encargaba de asesinar a los perros que pudieran dar aviso de la presencia de la tropa mientras entraba a las localidades. Se lo cuenta a un viejo amigo Ari, un cineasta que se acaba de dar cuenta de que no recuerda casi nada de sus incursiones militares, y esa misma noche, con la memoria refrescada tiene un flashback, por primera vez en veinte años: mientras flota en el mar con dos compañeros observa el cielo iluminado por bengalas, mientras avanza por la ciudad un contingente de mujeres lloran y se lamentan una gran tragedia. Es un recuerdo de la masacre de los campos de refugiados palestinos en los pueblos de Sabra y Chatila. [/spoiler]Ese recuerdo difuso lo lleva a emprender un viaje que reconstruya su memoria por medio del testimonio de los testigos.

Este documental animado está basado en hechos reales y no sólo eso, en hechos reales desgarradores. En septiembre de 1982 miembros de la Falange Libanesa entraron a los campos de refugiados en Líbano en busca de integrantes de la Organización para la Liberación de Palestina, encontrando a mujeres, niños y ancianos. Las Fuerzas de Defensa Israelíes estaban apostadas en los campos controlando la entrada y salida de cualquier persona. No hay datos concretos respecto al número de personas asesinadas, las cifras varían entre 350 y 3500 asesinados, la Asamblea General de las Naciones Unidas calificó este acto como Crimen de Lesa Humanidad.

Me causa sentimientos encontrados. Me gusta que sea tan novedosa la técnica narrativa, a pesar de ser una animación no le resta violencia y crudeza a los acontecimientos. Es muy agresiva, pero eso está bien. Se trata de una película sobre la Guerra en que no se muestra como algo glorioso o heroico. La guerra en ninguno de sus aspectos es edificante, ni hace parecer a sus personajes admirables, nadie en su sano juicio le gustaría protagonizar una historia como la de esta película.

Lo que me causa más ruido es que a pesar de ser una confesión, me parece un poco a un lavado de manos, una justificación de cara a la historia. Sería mucho más valiente marcar de manera más clara la participación y responsabilidad de las fuerzas israelitas en la masacre, aunque sólo fuera por omisión.

Aun así, es una gran película, permite observar, tan sólo dar un rápido vistazo, de personas comunes dentro del conflicto. Es aterrador presenciar el bautismo de sangre de los jóvenes que a pesar de recibir adiestramiento militar no tienen la mínima experiencia en un campo de batalla en el mundo real, y que cuando por fin se enfrentan a un escenario así, se quedan sin saber qué hacer, ni cómo reaccionar. Es escalofriante. Una película que hay que ver antes de morir, que sirve para entender, para entender un poco, del Siglo XX.